Los resultados de las numerosas muestras de aire, alimentos y aguas de consumo realizadas dentro del programa de Vigilancia Epidemiológica puesto en marcha a raíz del vertido minero de Aznalcóllar vienen a confirmar la ausencia de indicios que induzcan a pensar en riesgos apreciables para la salud de las poblaciones afectadas. No obstante, la necesidad de despejar cualquier duda sobre la exposición real a la que ha estado sometida la población tanto después del vertido como durante la retirada de los lodos plantearon la conveniencia de evaluar el estado sanitario de esta población y su comparación con los valores de zonas alejadas del área afectada. Con este convenio se pretende establecer un conocimiento más exhaustivo del nivel de exposición que ha padecido la población local y predecir los posibles efectos que de la misma pudieran derivarse.