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Observatorio del cambio global

Doñana es un área protegida ubicada en el suroeste de España, en la desembocadura del río Guadalquivir.

Se extiende sobre una vasta llanura aluvial donde confluyen una marisma dulce estacional con sistemas de dunas móviles y estabilizadas, y una costa atlántica con playas arenosas. Su geografía está marcada por un mosaico de hábitats que incluye marismas, lagunas temporales, bosques y matorrales mediterráneos, y zonas agrícolas adyacentes. Este gradiente ecológico, influido por las interacciones entre clima mediterráneo, dinámica hídrica y actividad humana, lo convierte en un refugio para una biodiversidad excepcional, incluyendo especies endémicas y migratorias.

Meteorología y clima

El clima de Doñana es de tipo mediterráneo con influencia atlántica, caracterizado por inviernos suaves y lluviosos y veranos calurosos y secos. Las precipitaciones anuales oscilan entre 500 y 800 mm, concentrándose principalmente entre octubre y marzo, mientras que los meses estivales son marcadamente secos. Las temperatura medias anual ronda los 16-19 °C, con máximas estivales que frecuentemente superan los 30 °C y mínimas invernales que rara vez descienden de los 5 °C. El clima se clasifica como Csa en la clasificación de Köppen-Geiger, correspondiente a un clima mediterráneo con veranos cálidos. Este régimen climático determina la estacionalidad de los ecosistemas, especialmente en las marismas, que experimentan ciclos de inundación y sequía, esenciales para muchas especies especialmente las aves acuáticas

 

 

Agua e inundación

Doñana es un mosaico de humedales cada uno con sus propias características y dinámica temporal. Las marismas estacionales se inundan en otoño e invierno gracias a las lluvias y aportes de arroyos locales. Durante la primavera, las aguas retroceden por evaporación, dejando zonas fangosas ricas en nutrientes, mientras que en verano se secan casi por completo, transformándose en una llanura reseca y cuarteada. Sobre el manto de arenas se forman lagunas temporales y algunas permanentes, como la Laguna de Santa Olalla, que dependen de las aguas subterráneas. El sistema se complementa con arroyos, marismas mareales y humadales artificiales como los arrozales, balsas de piscicultura o balsas de riego. Este mosaico de humedales es clave para la biodiversidad, sustentando ciclos ecológicos esenciales y sirviendo de hábitat para numerosas especies.

 

Aves y Biodiversidad

Las aves acuáticas han sido tradicionalmente indicadores clave de la riqueza ecológica de Doñana debido a su diversidad, abundancia y sensibilidad a las condiciones ambientales de los humedales. Este grupo de fauna ha sido objeto de seguimiento exhaustivo desde hace décadas, lo que ha generado una de las series históricas más largas y detalladas sobre la dinámica poblacional de cualquier grupo en el parque. Su importancia radica en que reflejan cambios en la calidad del agua, disponibilidad de hábitats y ciclos hídricos, convirtiéndose en bioindicadores de la salud del ecosistema. Aunque son el grupo mejor estudiado, otros, como los mamíferos, reptiles y peces, también desempeñan roles fundamentales en la funcionalidad de Doñana.